Como en un día común, Cecilia visita la tumba de su hija Gloria mientras Miguel cuida del local de su apartamento, hasta que la proyección de un retrato documental filmado por su nieto meses después de la muerte de Gloria hace que ambos narren sus perspectivas acerca de ese suceso, desentrañando en el proceso los problemas que aún no se logran superar en sus 60 años de matrimonio.