En tono de comedia ácida, el realizador retrata la confusión que sobrevino a la caída del bloque soviético y a la escisión de la antigua República Socialista de Checoslovaquia en dos Estados independientes (los checos por un lado y los eslovacos por el otro), en donde algunos personajes que medraban en la mediocridad se enriquecen súbitamente aprovechando el caos reinante. Con su filme, Jakubisko predijo el crecimiento del nacionalismo irracional en Europa Oriental, así como el desmantelamiento de la Federación Checoslovaca.